Cristianos mantienen la esperanza durante el estallido del COVID-19 en Yemen

¿Cómo mantener la esperanza entre los escombros de una guerra civil de seis años? Los cristianos en Yemen logran esto al confiar en Jesús y en las promesas que hizo, incluso frente a la pandemia del COVID-19 y la nube de langostas, que invadió las grandes ciudades y comprometió las plantaciones que alimentan a la población. Pero creer en la ayuda divina en estos momentos es ir contra la corriente de las malas noticias. 

“Muchas personas a mi alrededor están asustadas y hablan trágicamente de una persona con este virus y del sufrimiento de la víctima y su familia. En contraste con esto, noté que los cristianos son una bendición, mientras hablan sobre cómo enfrentar esta pandemia con un espíritu de esperanza y aliento, orando y siguiendo medidas preventivas ", testifica Shoki, un cristiano que vive en el norte del país.

Según la organización Médicos Sin Fronteras, las estadísticas gubernamentales confirmaron la muerte de 80 personas por día en la ciudad de Adén, una capital temporal reconocida por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Antes del brote de coronavirus, el promedio era de 10 muertes por día, incluso en tiempos de conflicto. Los datos indican que las cifras oficiales publicadas pueden diferir de la realidad, ya que no hay capacidad para evaluar a los infectados. Otro factor que agrava la situación es el brote de enfermedades que también causan fiebre, como la malaria, el cólera y el dengue.

Tratamiento para personas con COVID-19

En Yemen, circulan videos en los que los funcionarios aparecen maltratando a las presuntas personas infectadas con COVID-19, estigmatizando la enfermedad y contribuyendo para que los ciudadanos no busquen ayuda médica.

“Muchas personas no informan casos sospechosos por temor a las medidas de seguridad. También escuchamos historias de personas que fueron obligadas a estar en cuarentena durante sus viajes en alojamientos del gobierno. Las condiciones de aislamiento fueron terribles; no había baños y no había suficiente espacio para las personas ", dice Shoki.

En los territorios del norte dominados por los hutíes, un grupo rebelde chiíta, es más difícil difundir información y orientación sobre el COVID-19. No se informan casos sospechosos, y muchos mueren en casa y son enterrados en secreto. A pesar de las circunstancias difíciles, los cristianos locales superan la tristeza y los temores diarios porque convierten las preocupaciones en peticiones de oración y trabajan en acciones de prevención de enfermedades.

"Oramos los unos por los otros para que el Señor Jesús nos libre de esta pandemia. Esta crisis nos acercó a Dios y a nuestros hermanos en Yemen. Estamos tratando de pasar más tiempo con nuestros hijos, enseñándoles e intercediendo por la salvación de nuestro pueblo", explica una cristiana de la región.

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