Chibok, Nigeria: 1825 días de terror

El 14 de abril de 2014 se convirtió en el día que transformó a Chibok para siempre, cuando más de 230 niñas fueron secuestradas de su escuela por extremistas del grupo Boko Haram. Aunque muchas ya fueron liberadas, más de 100 niñas cristianas aún se encuentran en cautiverio

Puertas Abiertas • 14 abr. 2019


Madre de Chibok sostiene la foto de su hija secuestrada. Las familias esperan en Dios por la liberación de sus queridas

Madre de Chibok sostiene la foto de su hija secuestrada. Las familias esperan en Dios por la liberación de sus queridas

Los padres de las niñas que aún se encuentran presas no consiguen explicar el dolor que les causa saber que sus hijas están viviendo la peor de sus pesadillas, aun después de 5 años del incidente.

Para ser exacto 47 niñas escaparon después del secuestro. Cada una tiene su historia de horror, sufrimiento y trauma de los días, semanas, y años que pasaron en las manos de los hombres del grupo extremista, que creen servir a Allah por medio de este tipo de abusos y que buscan la redención de esta forma. Además de las que consiguieron escapar, 21 niñas fueron liberadas por el Boko Haram en octubre de 2016 y otras 82, en mayo de 2017. Sin embargo, según el presidente de la Asociación de Padres de Chibok, 112 niñas cristianas aún no han sido liberadas. Nadie sabe si ellas se encuentran vivas o no.

Las heridas frescas siempre son dolorosas

Yana Ghana, madre de una de las niñas secuestradas, a la cual Puertas Abiertas ha visitado con frecuencia, confesó recientemente que: "Ha sido un tiempo muy duro para mí. Existe un dicho en nuestra aldea que dice que ‘las heridas frescas siempre son muy dolorosas’. Y aunque ya son 5 años desde el secuestro, para mí, parece tan fresco, tan reciente. Siento mucho dolor en mi corazón, cada vez que pienso en mi hija, Rifkatu”.

Ella es la segunda de tres hijos, y siempre se destacó por su carácter extraordinario. "A Rifkatu nunca le molestó que sus hermanas no ayudaran con el trabajo de la casa. Ella siempre se despertaba, limpiaba la casa y preparaba el desayuno antes de que todos nos levantáramos. Mientras crecían, las chicas jóvenes usualmente se ponen ropa de moda y maquillaje, pero Rifkatu nunca prestó atención a esas cosas. Ninguna de las jóvenes de la comunidad, iba a la iglesia tan a menudo como Rifkatu. Como familia, nosotros siempre íbamos para la hermandad EYN, pero ella comenzó a ir a otra iglesia llamada Deeper Life. Ella amaba la vida de oración allí.”

Rifkatu no estaba entre las chicas Chibok liberadas en esos 2 grupos. Desde la última liberación, ha habido pocos avances en el caso, que pudieran alegrar el corazón de Yana. Ha habido algunos rumores sobre dónde pueden estar ahora y especulaciones sobre cuántos seguirían vivos. Pero no ha habido ninguna noticia sustancial.

Es una carga muy pesada de llevar. “Cuando Rifkatu fue secuestrada, las risas cesaron en mi casa. Todos estaban llenos de dolor, especialmente yo, como madre. Mi hija menor, después de Rifkatu, ha estado más traumatizada que yo. Pues, ellas siempre estaban juntas. Llevaban la misma ropa, los mismos zapatos, incluso se ataban los pañuelos de cabeza de la misma manera. Nunca he visto a personas que se amen tanto como ellas. Cuando secuestraron a Rifkatu, sentí mucho dolor por su hermana menor. Sus tías me dijeron que el trauma será demasiado y que podríamos terminar perdiéndola. Así que la enviamos a una escuela en Yola”.

Ve el video con los testimonios de las madres que aparecen en esta noticia

Pero la desesperación va más allá, más allá de los parámetros de estas familias, para la comunidad en general. “Rifkatu era muy buena para hacer trenzas en el cabello. Nadie era tan hábil como ella en esta comunidad. Una de las mujeres mayores que vino a Rifkatu para que le trenzaran el cabello, tomó dos años después del secuestro para visitarme. Algunas veces enviaba a sus hijos para que me cuidaran y vigilaran. Ellos venían y pasaban un tiempo conmigo. Ella simplemente no podía verme por causa del dolor que le causaba. Cuando finalmente vino a visitarme, lloró amargamente".

Yana trata de consolarse a sí misma. “En todo lo que pasa en la vida hay que ser paciente. No podemos cambiar lo que sucedió. Hemos tratado de ejercitar la paciencia, esperando ver lo que Dios haría por nosotros ".

No voy a darme por vencida en la espera de Rifkatu: “Incluso después de 10 años nunca perderé la esperanza, porque mi hija fue secuestrada viva. Si la han matado y me muestran su cuerpo, dejaré de esperar su regreso. Hasta entonces, esperaremos que vuelva a casa. No importa cuánto tiempo tome. Creo que Dios hará un milagro y que las chicas serán liberadas. Porque esta batalla no es contra carne, solo Dios puede pelearla. Solo Él puede abrir un camino donde no hay manera de que ella regrese.”

“Quiero darles las gracias a todos los que han estado orando por nosotros. Sé que no hay palabras suficientes para expresar mi gratitud. Si lo hubiera, les dedicaría esas palabras a todos los creyentes que han compartido nuestro dolor. Sé que ha habido lamento y oraciones en todo el mundo por estas niñas, y nunca nos vamos a olvidar de ello. Nosotros, la gente de Chibok, agradecemos a todos. Si nos hubieran abandonado, todos los padres y madres de estas niñas, aquí en Borno, hubiéramos muerto. Pero ustedes decidieron apoyarnos. Ustedes nos han ayudado para recibir asesoramiento post traumas, han orado con nosotros, han estudiado la Biblia con nosotros y, a través de todo eso, hemos podido mantenernos firmes. Hemos puesto nuestra total confianza y dependencia en Dios, sabiendo que Él es el único que puede salvarlos. Agradecemos a todos los que nos han apoyado, de diferentes maneras, durante nuestro tiempo de dolor.”

Siento que Saratu está aquí conmigo

Hannatu Dauda, la madre de otra de niña secuestrada dijo tener el mismo sentir de gratitud: “Hermanos en Cristo, alrededor del mundo: estoy sinceramente agradecida por su oración y apoyo. Gracias a ustedes, el mundo entero conoce nuestra historia y clama por libertad.”

"Debido a la condición en la que nos encontramos, no teníamos a dónde acudir, excepto a Dios ... Hemos llorado y orado. Oramos por nuestras hijas cuando caminamos en las calles; cuando nos sentamos dentro de nuestras casas; cuando dormimos, nunca dejamos de orar… Tengo la esperanza de que este año Dios las saque a la luz. Y así como Dios sacó a otras niñas, Él sacará a mi hija. Así como nos regocijamos con aquellas que fueron liberadas, también nos regocijaremos cuando nuestras hijas regresen.”

“Con frecuencia, les digo a mis otros hijos: Si me muero hoy, no pierdan la esperanza de que Saratu regrese. Y si ella es liberada, abrácenla, abrácenla bien fuerte. Incluso si el mundo la odia o la ignora, mantengan a mi hija querida en sus corazones.”

Sosteniendo una foto de Saratu, Hannatu declara: “Cada vez que sostengo esta foto, siento que ella está aquí conmigo. Tengo muchas esperanzas de que, si ella está viva, Dios me la devolverá. Si Dios quiere, un día mis lágrimas serán borradas.”

Libres, pero no tan libres

Las chicas de Chibok que han sido liberadas han sido trasladadas a una universidad privada estadounidense en Yola, Estado de Adamawa. En comparación con otros retornados de Boko Haram, que generalmente pasan meses en condiciones horribles después de su "libertad", estas chicas están viviendo en condiciones favorables y siendo tratadas con mucho cuidado.

Lo que les ha sucedido les ha colocado en una posición muy única, que requiere una respuesta única. Tienen un director dedicado, un psicólogo dedicado y un pastor dedicado.

"Estas niñas han visto y vivido un infierno juntas", dijo su psicólogo. Los testimonios contados después de su liberación hablan de períodos de hambre, esclavitud, violaciones, azotes y lesiones de guerra: restos de balas alojados debajo de la piel, incluso partes del cuerpo amputadas. Estas niñas han visto morir a personas en frente de ellas, inclusive muchos niños.

Físicamente, están recuperándose bien. Ellas están tratando de ponerse al día con sus estudios y recuperarse de su trauma como grupo. Pero desde que llegaron aquí en septiembre de 2017, su entorno se ha mantenido muy controlado. Para proteger su seguridad y evitar la explotación de sus historias, no pueden abandonar el campus sin una escolta y no pueden recibir visitas sin un permiso especial. Rara vez han visto a sus familias en Chibok, a cuatro horas en automóvil, solo dos veces al año.

Entonces, aunque se celebra su libertad, desde el cautiverio, el hambre, la violencia, la esclavitud, no se culparía a nadie por preguntar: "¿Pero son realmente libres?".

Puertas Abiertas ha estado apoyando y visitando a los padres de las niñas de Chibok, a través de la ayuda de emergencia en forma de alimentos y medicinas, y espiritualmente a través del ministerio de presencia, la oración y el cuidado post trauma. Imploramos a las personas que no se den por vencidos y continúen orando por estos padres...”


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